Vivir en el Campo de Montiel es una invitación permanente para la reflexión filosófica de los valores y contravalores que encarnan los personajes del Quijote.
Yo quisiera opinar, más, sobre lo que representa Sancho Panza, ya en otras ocasiones valorado, pero que despierta controversias entre partidarios y detractores según el grado de justificación o conveniencia por alineamientos con el personaje. J.Ingenieros (Quito, Noviebre 2007) apunta, al referirse a Sancho Panza, que es la encarnación perfecta de la animalidad humana, resumiendo en su persona las más conspicuas proporciones de tontería, egoísmo y salud, que le lleva a maltratar a su amo, en una escena que simboliza el desbordamiento villano de la mediocridad sobre el idealismo. Nos produce pena y horror descubrir apologistas del grosero Sancho, oponiendo su bastardo sentido práctico a los quiméricos ensueños del Caballero de la Triste Figura. Hay quien lo ve, hasta cordial, simpático y fiel, cuasi ejemplo para muchos, especialmente para los aplaudidores del poder, que no ven más allá, de los mismos tópicos que engordan su existencia. El conflicto espiritual entre el señor y el lacayo, es resuelto con aquellas palabras memorables: Sancho lloró hasta convencerse de que para serlo le faltaba solamente la cola. Y no quiero que se me tilde de hereje, pues tengo por sabido que hereje no es que muere ardiendo en la hoguera, sino el que la enciende, pero guste no guste a los que quieren convertir el Quijote en novela descriptiva, dispuestos a combatir la certeza de que aquí estuvo, aquí se enfrentó a… Lo trascendental va mas allá de las descripciones que inspiraron a D. Miguel, inmortalizando una obra de ideales y filosofía de vida, que enfrenta a los forjadores de ideales a miles de Sanchos, en propósito de contención de la verdad con las huestes de la necedad. Admiramos en D. Quijote, que es un hombre de ideales, frente a un Sancho, que es un hombre de apetitos, dignidad frente a servilismo, fe y credulidad, delirios contrapuestos por absurdas creencias imitadas. Los que hemos sido empujados por la vida a vivir alejados de esta tierra, reconocemos el impresionante retrato que hasta sociopolíticamente retrata a muchos personajes de la actualidad votante. Desde mi exilio en Centro América, Darío J. Pozo Ruz. 22-04-2011 |